jueves, 20 de septiembre de 2012

Hacerse cargo.

Juan José Lopera, MD. Máster PNL, Coach.

  Dentro de la gran constelación de conocimientos, habilidades, destrezas humanas y técnicas que en la vida laboral  son necesarias para alcanzar el éxito, la pieza fundamental, la competencia clave que articula a las demás y les da el impulso que requieren para manifestarse y volverse eficaces se llama responsabilidad.

Hacerse cargo, ser responsable, es una competencia transversal que mira en todas las direcciones.  Surge del centro del ser mismo y nos convierte en protagonistas de nuestra propia vida, nos torna artífices de nuestro desarrollo y activos aprendices de nuestros errores y equivocaciones. Y es que si no nos hacemos cargo de nuestras fallas y carencias, dejamos de aprender y nuestro desarrollo se detiene.

Quien se hace cargo es proactivo por excelencia y sabiamente reactivo, decide y actúa asertivamente, sin temor a equivocarse.  Acepta la retroalimentación y la toma como un espejo en el cual mirarse para aprender de sí mismo y de sus puntos ciegos, para descubrir sus propias carencias, necesidades y suplirlas a través del aprendizaje y el entrenamiento complementario. 

Al interior de los equipos de trabajo, asumir las responsabilidades propias inspira confianza, genera sensación de equidad, eleva el nivel de motivación y compromiso y permite el contexto de solidaridad y aprendizaje compartido que garantiza que el equipo crezca en habilidades y en logros.  No hacerse cargo, por el contrario, produce toda clase de resentimientos, bloquea la comunicación, destruye la capacidad de co-construcción y drena recursos insensiblemente.

Mil excusas no lavan un plato solía decir mi abuela.  En Barcelona, hace 2 años, un día fui a subirme al carro en el parqueadero de un centro comercial y encontré una nota en el parabrisas.  Mi nombre es NN y mi teléfono XX –decía-, he rayado su carro al girar.  Mi compañía de seguros ya está informada, llámeme por favor para hacerme cargo de los gastos. Quien escribió esa nota era un alto ejecutivo de multinacional que había llegado a la dirección regional, luego lo supe, porque era profundamente responsable.  Eso es hacerse cargo: Yo tuve una equivocación, lo asumo, y es allí en donde la responsabilidad, como competencia trasciende y se convierte en valor.

A mi regreso a Colombia me encuentro un país sumido en una cultura de la excusa, de la justificación, de la culpabilización y la evitación sistemática de la propia responsabilidad. La encuentro en las calles, en los supermercados y en los esfuerzos casi vanos de los gerentes y líderes que atiendo. Encuentro esa cultura en muchas de las facetas de la tan mencionada corrupción que al menos como tema de conversación de sobremesa, a todos nos preocupa pero poco nos implica porque siempre es más fácil señalar que asumir.

Nadie nace aprendido, todos cometemos errores, todos podemos aprender.  Hacerse cargo es trascender la culpa y asumir el propio crecimiento.  Hacerse cargo es reconocerse partícipe de una sociedad, de una empresa, de una familia, de un ecosistema en interdependencia constante.
Aquello que realmente hará posible el salto cualitativo que todos esperamos en medio de la conjunción maravillosa de talentos y pasiones que como colombianos nos caracteriza, es que nos volvamos responsables, profundamente responsables y cuidadosos.  El país lo espera y lo necesita, el planeta, la sociedad globalizada del siglo XXI y nuestra supervivencia, eventualmente, también.


jueves, 13 de septiembre de 2012

Los juicios anticulpa

-->
Cuando nos atracaron, íbamos por una pendiente empinada y agreste.  Acabábamos de hacer un descenso también muy abrupto y rápido y al final de la bajada, habíamos visto a dos hombres que corrían ladera abajo al otro lado de la montaña.  Ellos resultaron ser quienes nos robaron.

En medio de la subida, después de pedalear 10 minutos cuesta arriba, aparecieron de improviso, jadeantes, pistola en mano, cerrándonos el paso.  Después de encañonarnos y empujarnos hacia el rastrojo, comenzaron a insultarnos y a hacernos una serie de reclamos muy interesantes: “Marranitos hijueputas, nos pusieron a correr” decían y era como si justificaran una rabia contenida con esos reclamos e imprecaciones… era como si necesitaran crear una razón, interiormente, enfocada directamente en nosotros, para fortalecer y hacer específico su resentimiento, su odio… justificar así su necesidad de robar y, al declararnos culpables de su cansancio por la carrera, culpables de algo concreto que les molestaba, acallar su culpa.

Ahora que reconozco este mecanismo de manera tan evidente.  Tan evidente desplazamiento de una culpa que no existe para justificar la propia acción, el propio enojo y las acciones que de él se derivan, observo que en muchas situaciones de la vida he sido sujeto o ejecutor de similares sentencias.

En cierres de pareja sucede muy frecuentemente.  Adoptamos interpretaciones muchas veces complejas e inusitadas cuya única función es acallar una culpa inconsciente frente a una palabra mal dicha, frente a una decisión propia cuyo error nos cuesta reconocer, cuya responsabilidad nos cuesta aceptar.  Entonces, construimos una causa y su correspondiente sentencia que recae sobre el otro solamente porque necesitamos  tener una razón para el enojo, para la rabia, para el ataque.

Aunque fueran justificados el juicio y la sentencia, siempre tenemos la elección de ejecutarla o no.

Raisha pregunta: ¿Qué sucede si adoptamos la posición de considerar que lo que nos acontece, aún la vejación, es espejo y reflejo y oportunidad de aprendizaje? ... al menos, el enojo y el sufrimiento que impone el resentimiento sobre el corazón que lo anida desaparecen y es posible otra mirada.

martes, 11 de septiembre de 2012

Los dos senderos. Dinámica vivencial.


·     Autor: Juan José  Lopera Sánchez, MD.    
Máster PNL, Coach ontológico, Coach ejecutivo, Dinámicas y Constelaciones de sistemas humanos, jjlopera@disitraining.com
 
Tipo:  Dinámica vivencial.
Duración: 1 hora aproximadamente.
Tamaño del grupo: Máximo 30 personas.

Materiales:
-       Una vela por participante y un vaso de plástico como candelabro.
-       3 octavos de cartulina por participante.
-       Un marcador por participante.
-       Una libreta para la mitad de los participantes.
-       Una llave para la mitad de los participantes.
-       3 hojas de papel tamaño carta y un bolígrafo por participante.

Aplicaciones.
Esta es una dinámica muy útil en procesos de transferencia del conocimiento, en relevos generacionales, en fortalecimiento de sistemas familiares.

Impactos.
Esta dinámica es muy bella y emotiva.  Permite fortalecer profundamente las relaciones, crear un marco de aprendizaje y transmisión del conocimiento impulsado por un compromiso profundo y esencial.  Permite la revisión de las propias necesidades ante el reto que se presenta en los aprendices y el reconocimiento de herramientas y saberes no muy claramente definidos en los maestros que les han significado grandes logros y aprendizajes vitales.  Permite también reconocerse parte de un sistema mayor como estación pasajera que recibe, honra y transmite saberes, experiencias, vida…

Objetivos.
-Preparar los procesos de relevo generacional.
.Fortalecer sistemas familiares y empresas familiares.
-Generar compromiso en transmisores y receptores del conocimiento.
-Revisar fortalezas y debilidades frente a las nuevas tareas.
-Consolidar aprendizajes y estrategias de éxito.
-Identificar debilidades y amenazas.

Descripción y desarrollo.


1.     Momento de introducción.
Conviene hacer un relato introductorio que, relacionado con las características particulares del grupo atendido, evoque las relaciones maestro – aprendiz, padre tutor – hijo discípulo, llenas de colorido que nos acompañan desde la edad media y en muchas tradiciones ancestrales de la humanidad.
Este momento motiva, genera visión de continuidad, pertenencia y de propósito compartido y resalta la importancia del conocimiento adquirido, su transmisión y su honra en un futuro en el que el aprendiz lo enriquece y lo pone al servicio.

2.     Momento de reflexión.
Se reparten hojas preimpresas con preguntas de reflexión para los maestros y para los aprendices.  Estas preguntas son similares pero no iguales.  Se motiva su ejecución y, al final de la reflexión y de compartir abiertamente los conceptos escritos, se toman las cartulinas y se le pide a los maestros que pongan en cada una, con marcador, legible y de tamaño grande, una frase que resuma en dos o tres palabras, los aprendizajes más valiosos de su carrera; aquellos alos que puede atribuirle gran parte de su éxito.  A su vez, los aprendices escribirán en sus cartulinas, una por hoja, las necesidades más importantes que tienen, desde su punto de vista, para aprender lo que necesitan para la vida y la actividad que sus mentores les enseñarán.  Cada uno escribe una, dos o tres hojas de octavo de cartulina.
3.     Momento de la dinámica.
A cada participante se le da una vela.  Los maestros la tienen encendida, los aprendices no.  En costados opuestos del salón se disponen en el suelo, los octavos de cartulina escritos.  A un lado los de las enseñanzas y al otro, los de las preguntas y necesidades como que fueran las piedras que pavimentan dos senderos que se unen en el centro de la sala.

Con música de fondo y consignas preparatorias se colocan en orden y correspondencia aprendices y maestros.  La fila de los maestros al comienzo del sendero de las necesidades y preguntas y la fila de los aprendices, al comienzo del sendero de la sabiduría (cada maestro caminará simultáneamente aunque por senderos diferentes, con su aprendiz y se encontrarán en el centro).

Los maestros tienen las velas encendidas.  Los aprendices no.  A media luz y con música de fondo, comienzan a caminar solemnemente hacia el centro de la sala leyendo con atención lo que está escrito en las cartulinas que pavimentan el suelo.

Cuando cada maestro se encuentra con su aprendiz en el centro de cruce de los dos senderos, enciende la vela del aprendiz con la suya, le entrega la llave del conocimiento y la experiencia y recibe del aprendiz la libreta en la que están anotadas las preguntas y necesidades más importantes que reconoce.  Se dan un abrazo y esperan en círculo abierto a que todo el grupo siga el proceso.

Crea gran efecto y es opcional, tener una fogata o pebetero en el centro en la que los maestros, al comenzar, encienden sus velas honrando, a su vez, a quienes les transmitieron a ellos, en su momento, el conocimiento y la experiencia.

4.     Momento de la resolución.
Una vez terminan todos los participantes se recogen las experiencias, pensamientos y emociones desencadenadas con la dinámica y se recogen en un compromiso solemne que cada uno escribe para si mismo como plan de desarrollo individual.

Anexo 1.
Taller de autorreflexión.    Asesores Aprendices.
¿Cuáles son las 10 cosas más importantes que he aprendido durante mi vida laboral?
1.                                                                                                        6.
2.                                                                                                        7.
3.                                                                                                        8.
4.                                                                                                        9.
5.                                                                                                      10.
¿Qué actitudes o comportamientos han obstaculizado mis logros y mi desempeño exitoso?


¿Cómo visualizo mi futuro?
 

¿Cuáles son mis mayores fortalezas (talentos, actitudes, conocimientos), para esa profesión?


¿Cuáles mis principales debilidades y necesidades (al menos 5)?


¿Cuáles son las 5 cosas más importantes que debo aprender para ser exitoso en esa profesión?
   
¿Cómo las aplicaría en mi desempeño futuro?


¿Qué espero recibir de mi mentor?


¿A qué me comprometo con él y conmigo mismo?


Anexo 2.
Taller de autorreflexión.     Maestros asesores.
¿Cuáles son las 10 cosas más importantes que he aprendido durante mi vida laboral?
6.                                                                                                        6.
7.                                                                                                        7.
8.                                                                                                        8.
9.                                                                                                        9.
10.                                                                                                   10.
Entre ellas ¿cuáles son las 4 más importantes?
1.                                                                                                        3.
2.                                                                                                        4.
¿Cuál es su aplicación práctica?

¿Cuáles, los errores más importantes?

¿De qué manera puedo transferir esos conocimientos, esa experiencia?


¿Qué herramientas necesito para transferir adecuadamente ese conocimiento?


¿Qué espero que se haga con ese don?


¿Cómo me gustaría haber sido acompañado y formado en mis inicios en esta profesión?