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Juan José Lopera Sánchez.
MD, Máster PNL, Coach,
Constelador Organizacional.
Constelador Organizacional.
La
mayoría de las empresas que conocemos son empresas familiares. En los Estados
Unidos de Norte América, cerca del 80% de las empresas son familiares y entre
ellas generan aproximadamente el 60% del empleo en ese país. En Colombia, casi el 70% de las empresas son
familiares. No sólo se trata de
Pymes. Grandes multinacionales como Ford, Levi-Strauss, Motorola, Succhard,
Marriot, Fiat, Mercedes Benz, Hallmak, Mitsui, Rothchild, son algunos de los
ejemplos más conocidos a nivel mundial.
En Latinoamérica Bimbo, El Tiempo, Carvajal, Taca, Copa, Bavaria, son
algunas de las más reconocidas y poderosas.
Las
que permanecen en el tiempo son excepciones pues, los ciclos de vida de las
empresas familiares tienden a ser cortos, limitados. Dos de cada tres empresas familiares
desaparecen antes de que tome las riendas la segunda generación (hijos del
fundador), y de las que quedan, el 70% desaparece antes de que los nietos tomen
las riendas. Esto implica que en la
tercera generación, sólo subsiste el 11% de ellas.
El
factor clave que determina su longevidad tiene que ver con su capacidad de
gestionar las conversaciones difíciles, de madurar ante las crisis y la manera
en que es conducida tanto en los remansos como en las tormentas. Tiene que ver con la forma en que la familia
empresaria tenga en cuenta la dinámica empresarial; que reconozca que en su
empresa, por ser familiar, existen elementos complejos en permanente
interacción que exigen un manejo cuidadoso, transparente, atento y consciente.
A
nivel sistémico, las empresas familiares son regidas desde su interior por
leyes y fuerzas implícitas, por lealtades no visibles que generan en muchos
casos, frecuentes tensiones y crisis y necesitan un abordaje particular, muy
cuidadoso y consecuente so pena de la ruptura de vínculos familiares y,
eventualmente, el colapso de la empresa.
A
diferencia de los socios o trabajadores de una empresa que no presentan
vínculos familiares, en las empresas de familia, los miembros tienen una historia
relacional y emocional compartida que tiñe de manera particular sus relaciones
y la manera en la que se comunican. Su
capacidad de reconocimiento de esa historia y su disposición a sanar las
memorias de los momentos difíciles y las huellas que dejaron son fundamentales
para determinar el pronóstico evolutivo de su empresa.
También
es fundamental la capacidad de establecer unas normas claras que definan, a la
manera de código de honor (protocolo de familia), las directrices, las normas
de conducta, los compromisos básicos y los procesos de toma de decisiones, los
lenguajes y estilos de comunicación presentes en las conversaciones y reuniones
del consejo familiar empresario y de la junta administrativa o directiva de la
empresa.
Sistémicamente
existen tres principios fundamentales que rigen a los grupos humanos: La pertenencia, el orden y el
equilibrio. Cada uno de ellos funciona
de manera diferente en el marco familiar y en el marco organizacional y su
consideración en profundidad, será objeto de la siguiente columna.