jueves, 15 de marzo de 2012

¿Blandas?


… Ante los embates de la tempestad,

el tronco duro y rígido se quiebra,

el blando y flexible se inclina, se agita, y al final,

cuando la calma retorna,

vuelve intacto a su lugar …

Lao Tsé, Tao Te King

Constantemente escuchamos hablar de competencias duras y blandas en el ámbito laboral y desde esa definición de base, peyorativa e indirectamente calificadora, construimos todo un contexto en el cual, aparentemente, es más importante estar cualificado técnicamente para un cargo que poseer las habilidades de gestión humana necesarias para que ese conocimiento se exprese y aplique correctamente.

Esta presuposición es un vestigio más de una concepción mecanicista del ser humano y de las organizaciones, añeja y descuadernada por la experiencia, que acompañó a la revolución industrial y al post-iluminismo pero que, desafortunadamente, aún se encuentra muy presente entre nosotros. Hombre máquina, pieza de las cadenas de producción en masa…

En toda empresa el ser humano es el centro y el eje sobre el cual giran los procesos y funcionan las máquinas. El ser humano no es una máquina: Siente, piensa, tiene caprichos, sueños, temores y esperanzas. Está ampliamente demostrado que si un trabajador, operario de una sencilla máquina ensambladora de piezas, ha tenido una fuerte discusión en su hogar y llega estresado al lugar de trabajo, comente más errores, rinde menos y afecta la actitud, el bienestar y la eficiencia de sus compañeros.

Cuántas veces nos encontramos frente a un individuo altamente calificado desde el punto de vista académico que, al entrar a formar parte de un equipo de alto desempeño o a liderar como gerente de proyectos una división organizacional diferente a la que ya conoce y gestiona, genera un caos relacional a su alrededor y destruye el clima, el contexto de comunicación, tan necesario para el funcionamiento y la productividad del equipo.

Cuántas veces encontramos a un trabajador o directivo que ha destacado en una compañía que, al ser contratado para ejercer el mismo cargo en otra organización, se encuentra con serias dificultades culturales y de adaptación y fracasa…

No se trata para nada de personas carentes de una alta inteligencia operativa. Son calificados, corresponden al perfil técnico del cargo pero… no funcionan. ¿Por qué?

Por otro lado, nos encontramos también con frecuencia aquellos individuos que sin haber destacado académicamente durante sus períodos de formación, descollan con habilidades sociales, emocionales, adaptativas y estratégicas que hacen que su desempeño y curva de aprendizaje sea excelente y sobrepase toda expectativa.

Desde esa perspectiva, ¿qué es duro? ¿qué es blando?

En nuestra cultura se valora más la dureza que la sensibilidad, la potencia que la adaptabilidad. Ya es hora de cambiar los peyorativos epítetos de duras y blandas que asignamos a las competencias. En Disitraining preferimos llamarlas competencias técnicas y competencias de gestión humana buscando darle a cada una de ellas su lugar y relevancia, reconociendo que tienen que ver con dominios completamente diferentes, complementarios mas no comparables.

Juan José Lopera - Disitraining

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