miércoles, 11 de enero de 2012

El costo organizacional del resentimiento.

Cuánto le cuesta el resentimiento de sus trabajadores?

Juan José Lopera.

MisionPyme, Dic/2011.

El National Business Ethics Survey (Macro estudio del Ethics Resource Center, USA 2009), alerta sobre los comportamientos indebidos cometidos por trabajadores y que afectan a las empresas. Conductas, en su mayoría, relacionadas con el resentimiento.

Y es que mucho se habla de los valores agregados y los activos intangibles (factores inmateriales generadores de valor y beneficios para una empresa); sin embargo, las amenazas ocultas, los pasivos intangibles, son un hecho cotidiano, presente en nuestras empresas y organizaciones mucho menos reconocido y más difícil de identificar y afrontar.

A pesar de que los activos intangibles inicialmente fueron asociados al capital intelectual como ventaja competitiva (Itami, 1987), sabemos ahora que los activos emocionales y relacionales (la visión compartida, el sentido de equidad y la pertenencia entre otros) son mucho más importantes al aplicar, operativa y productivamente, ese conocimiento. De la misma manera, el resentimiento no identificado, tiene consecuencias devastadoras en las organizaciones pues corroe en silencio, a la manera de un cáncer, desde adentro, drenando recursos y energía, tan necesarias para la salud de una compañía.

El resentimiento de los trabajadores tiene causas sistémicas, generales y específicas, en tres áreas concretas: la persona, la compañía y las relaciones con los inmediatos superiores.

En primer lugar, existen personas con mayor tendencia a sentir resentimiento que otras (Historia personal, familiar, laboral, formación, carácter, etc). Detectar esta constitución de base corresponde al proceso de selección y a la observación atenta durante los períodos de prueba iniciales del contrato.

En segundo lugar, las causas que dependen de la estructura contractual y de reconocimiento de la compañía (Cultura de bienestar) o de medidas de ajuste transitorias (Crisis, fusiones, reestructuración). Si el trabajador siente que su salario no es acorde con su aporte, cuando siente desequilibrio entre el dar y el recibir, si no se siente debidamente reconocido ni es claro el lugar que ocupa (Salario emocional), tiende a desarrollar resentimiento hacia la empresa.

En tercer lugar, el estilo de liderazgo, comunicación y la relación con sus superiores inmediatos es factor esencial, generador de motivación o de heridas muy profundas. El superior inmediato, supervisor, jefe de equipo, es quien representa a la organización ante el trabajador a través de sus comportamientos. El presidente de uno de los más grandes bancos del país me decía hace poco: “Juan José, la diferencia de clima y rendimiento entre dos sucursales, a veces separadas sólo doscientos metros una de la otra, con manuales de procedimientos y estructura de gestión exactamente igual, depende de la relación entre los trabajadores y sus superiores inmediatos.”

Los comportamientos asociados al resentimiento son tan amplios como lo son la recursividad y el ingenio colombianos. Van desde sencillas omisiones, maledicencia generadora de malestar y descuido de clientes, hasta robos o daños inflingidos a maquinarias complejas y costosas y su impacto, a veces, en términos financieros, incalculable.

Qué hacer frente al resentimiento y sus consecuencias? Ese será el objeto de la segunda parte de esta columna… Quedémonos por ahora con la idea del valor de la salud sistémica de la organización: Pertenencia, Reconocimiento, Equidad, Relación, Vínculo, Alineamiento, Desarrollo Personal, Sentido y Propósito, son inversiones fundamentales a tener en cuenta en la construcción de organizaciones productivas, apasionadas y felices.

De la queja a las soluciones.

Dimensiones prácticas de un autoliderazgo integral.
La revista Gerente dedicó casi monográficamente, su número de octubre de 2011 al factor F (felicidad) y su impacto en la productividad, en el éxito. Ciertamente es un tema de moda en el ámbito empresarial que surgió al encontrar una nueva perspectiva para mirar una antigua asociación: El éxito y la felicidad.

Hemos sido entrenados para creer que la felicidad es consecuencia natural del éxito pero, la felicidad no es la momentánea sensación de triunfo que embarga al gran deportista o al ejecutivo estrella cuando logra su objetivo.

Hace muy poco la extendida epidemia de crisis de la edad media y pérdida de sentido entre ejecutivos altamente exitosos nos invitó a preguntarnos si el huevo de la felicidad era puesto por la gallina del éxito o viceversa y vaya sorpresa: Estudios en psicología organizacional revelaron que las personas con un alto nivel de felicidad y satisfacción vital (coherencia), tienden a ser más exitosas (a alcanzar más eficientemente sus objetivos), que las personas que tienen un bajo nivel de felicidad.

Y es que las personas con un alto nivel de felicidad, tienen un enfoque natural hacia las soluciones en vez de concentrarse en el problema, en explicarlo o en distribuir culpas y responsabilidades. Frente a las dificultades tienden a ver oportunidades y muestran una adaptabilidad recursiva que no se pierde en la queja o en el lamento. Son más seguras de si mismas, no porque crean que todo lo saben o porque se muestren soberbias y arrogantes (falsa impresión de seguridad); al ser más seguras de si mismas, tienen más capacidad para escuchar, para enriquecer sus visiones con las de otros, de aceptar propuestas diferentes y complementarias y a construir en equipo.

Estas características se apoyan en una gestión de sí mismos coherente, estratégica, realista, alimentada por una pasión por el aprendizaje y mejoramiento continuo… en fin, la vacuna contra el aburrimiento!!!

Para desarrollar las potencialidades personales, liderar en sí mismo las tendencias naturales que poseemos y enfocarlas al logro y a las soluciones de los retos organizacionales compartidos, debemos partir, como en un GPS, del reconocimiento de nosotros mismos, del lugar en el que nos encontramos y trazar, estratégicamente, el camino de desarrollo en ese mapa de situación que la observación atenta nos revela. Así conseguiremos encontrar, en nosotros mismos, esa energía armónica, generadora de felicidad y eficiencia, que nos catapulta hacia el éxito.

La felicidad en acción tiende puentes para salir de la queja y llegar a la solución.

Juan José Lopera.
MD, MP-PNL,Coach, Consultor,
Presidente Disitraining.