Dimensiones prácticas de un autoliderazgo integral.
La revista Gerente dedicó casi monográficamente, su número de octubre de 2011 al factor F (felicidad) y su impacto en la productividad, en el éxito. Ciertamente es un tema de moda en el ámbito empresarial que surgió al encontrar una nueva perspectiva para mirar una antigua asociación: El éxito y la felicidad. Hemos sido entrenados para creer que la felicidad es consecuencia natural del éxito pero, la felicidad no es la momentánea sensación de triunfo que embarga al gran deportista o al ejecutivo estrella cuando logra su objetivo.
Hace muy poco la extendida epidemia de crisis de la edad media y pérdida de sentido entre ejecutivos altamente exitosos nos invitó a preguntarnos si el huevo de la felicidad era puesto por la gallina del éxito o viceversa y vaya sorpresa: Estudios en psicología organizacional revelaron que las personas con un alto nivel de felicidad y satisfacción vital (coherencia), tienden a ser más exitosas (a alcanzar más eficientemente sus objetivos), que las personas que tienen un bajo nivel de felicidad.
Y es que las personas con un alto nivel de felicidad, tienen un enfoque natural hacia las soluciones en vez de concentrarse en el problema, en explicarlo o en distribuir culpas y responsabilidades. Frente a las dificultades tienden a ver oportunidades y muestran una adaptabilidad recursiva que no se pierde en la queja o en el lamento. Son más seguras de si mismas, no porque crean que todo lo saben o porque se muestren soberbias y arrogantes (falsa impresión de seguridad); al ser más seguras de si mismas, tienen más capacidad para escuchar, para enriquecer sus visiones con las de otros, de aceptar propuestas diferentes y complementarias y a construir en equipo.
Estas características se apoyan en una gestión de sí mismos coherente, estratégica, realista, alimentada por una pasión por el aprendizaje y mejoramiento continuo… en fin, la vacuna contra el aburrimiento!!!
Para desarrollar las potencialidades personales, liderar en sí mismo las tendencias naturales que poseemos y enfocarlas al logro y a las soluciones de los retos organizacionales compartidos, debemos partir, como en un GPS, del reconocimiento de nosotros mismos, del lugar en el que nos encontramos y trazar, estratégicamente, el camino de desarrollo en ese mapa de situación que la observación atenta nos revela. Así conseguiremos encontrar, en nosotros mismos, esa energía armónica, generadora de felicidad y eficiencia, que nos catapulta hacia el éxito.
La felicidad en acción tiende puentes para salir de la queja y llegar a la solución.
Juan José Lopera. MD, MP-PNL,Coach, Consultor, Presidente Disitraining.
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