viernes, 11 de noviembre de 2011

Crisis, ¿cuál crisis?.


Columna publicada en la revista Misión Pyme, Bogotá, Nov, 2011.

Crisis: del reconocimiento a la acción eficaz

Por Juan José Lopera, presidente de la firma consultora Disitraing

Reconocer que nuestra empresa u organización se encuentra en las etapas iniciales de un proceso de crisis es uno de los retos de consciencia gerencial más difíciles que existen. Más aún, detectar las amenazas tempranas latentes en la evolución de los mercados y en las transformaciones sociales y políticas de esta comunidad global del siglo XXI es extremadamente complejo pero necesario y vital.

No solo es complejo reconocerlas y dimensionarlas correctamente. Una vez reconocida la crisis, generalmente, nos lanzamos hacia una hiperactividad desordenada o, nos congelamos por el pánico, incapaces de gestionar nuestras reacciones emocionales.

Mucho antes de convertirse en la vedette internacional de la inteligencia emocional y sus aplicaciones en el mundo empresarial, Daniel Goleman escribía uno de los libros más importantes en el desarrollo de las capacidades de lectura profunda de sí mismo y del entorno y la consiguiente preparación para lo inesperado: El punto ciego, psicología del autoengaño (The blind spot: Vital lies, simple truths, touchstone, octubre 1986).

En él explora, en su lenguaje simple y directo, la forma en que los seres humanos deformamos la realidad que percibimos a partir de las creencias, los temores o las esperanzas que cargamos inconscientemente. Y es que somos ‘magos’ en proyectar lo que deseamos o en sobredimensionar lo que tememos y la implicación emocional directa, tan necesaria para sostener la motivación profunda y el conocimiento minucioso de la estructura de nuestro negocio, nos impide ver venir la avalancha.

¿Qué hacer? ¿Cómo evitar que las crisis nos tomen por sorpresa? ¿Cómo aprender a leer tempranamente las señales y avisos sistémicos y actuar en consecuencia? Si tuviéramos que resumir las competencias necesarias para este reconocimiento y la acción eficaz, tendríamos que remitirnos, además del conocimiento profundo del negocio, a niveles esenciales del ser humano que habita en cada gerente:

1. Autoconsciencia. Expresada en la capacidad de revisar y transformar los propios modelos mentales en respuesta a los retos de la realidad.

2. Capacidad de escucha inclusiva, reflexiva y activa. Ésta se expresa en la atención que se le da tanto a otros gerentes y jefes de equipo, como a operarios, trabajadores, clientes, proveedores y consultores externos. La información recogida se integra, procesa y articula en acciones más eficaces.

3. Cultura humana amplia. Está pasado de moda el modelo gerencial de ‘capatazgo’ pragmático enfocado en los retos inmediatos y basados en el miedo. El mundo ha cambiado y ahora sabemos que la inteligencia, sensibilidad y conocimiento técnico básico de todo líder, debe enriquecerse con una mirada amplia y comprehensiva de la realidad. Ello se traduce en recursividad y dirección en el momento de actuar.

4. Actualización. Gestión constante del conocimiento de los factores claves, técnicos y humanos, implicados en el negocio.